Mito y realidad del MBA como un profesional todoterreno
En nuestra formación de MBA queda claro que nos formamos en diferentes materias para entender de una manera global los procesos de una empresa, pero muchas veces nos topamos con estructuras verticales que impiden que un MBA en verdad sea un gestor transversal o un “todoterreno”.
Esto es debido a que normalmente las empresas no son transversales, la gran mayoría de éstas tienen estructuras verticales y áreas funcionales. Por lo tanto, el gerente o jefe de contabilidad, recursos humanos o márketing que alcanzó un MBA seguirá trabajando en lo mismo de siempre, en la misma área, sin poder aplicar los conocimientos para los que fue formado.
Pocas son las empresas que organizacionalmente son transversales, por ejemplo en la que en vez de existir una gerencia de finanzas, tiene una gerencia de una línea de negocios, donde un MBA sí puede ser transversal, supervisando finanzas, operaciones, márketing, etc.
Pregunté a varios amigos que son MBA cómo se ven en sus organizaciones y obtuve respuestas de muchos ángulos. Todos estuvieron de acuerdo que las estructuras rígidas de las empresas dificultan el utilizar la formación de MBA en toda su extensión, pero también me dijeron que eso depende de la arista a través que uno ve esto, vale decir, sise trata de un problema o una oportunidad.
Un amigo –que es sales manager en IBM– me comentó que por su formación como ingeniero industrial el aporte técnico del postgrado fue menor en comparación con el las habilidades blandas adquiridas (algo importante en el área de ventas corporativas que él conduce).
También mencionó la importancia de las redes que uno genera en el MBA para potenciales negocios. En cuanto a las materias técnicas aprendidas, de todos modos las valoró pues le ayudaron a conocer su producto y la cadena de valor. En conclusión, pese a que él no tiene cargos transversales, los conocimientos que utiliza son transversales. Es un “todoterreno”.
Sin embargo el caso no es tan común. Otros amigos me contaron que en su experiencia no explotan en su totalidad los conocimientos que aprendieron en el MBA. Incluso –de manera paradójica– ese despliegue se ve cohibido por los manuales de funciones de sus puestos y algunas veces por la cultura organizacional de sus empresas, que refrena los intentos de cambio.
Pero no todo es culpa del empedrado ¿No han visto que en alguna reunión el gerente de operaciones reclama al gerente de ventas que no sabe nada del proceso, y, viceversa, el de ventas le dice al otro que no sabe nada del negocio?
Esto pasa porque muchas veces no nos atrevemos a ser “todoterreno”. No es necesario que una empresa tenga una estructura transversales o ser el CEO para aplicar todos los conocimientos que se aprendieron en el MBA, pero tendemos a ver las cosas a partir de conocimientos independientes, pensando “para qué necesito márketing si soy el gerente de producción” ¿No desearían que en una reunión de producción la gente de márketing entendiera, participara y aportara con ideas para mejorar la empresa?
Esa visión la tuvo Joel Podolny decano de Yale School of Management. Hace unos tres años esta escuela rediseñó por completo la currícula de su MBA, pues el decano observó al conversar con ex alumnos y empresarios que había un desfase entre lo que se estaba enseñando y los problemas que se enfrentaban en la realidad. La conclusión: los empresarios buscan profesionales que generen valor en todas las áreas, buscan un MBA “todoterreno” que aporte ideas incluso en áreas que no les competen directamente.
Podolny dijo: “Ahora ofrecemos un curso sobre el cliente en lugar de un curso de márketing, un curso sobre el inversor en lugar de un curso de finanzas, todos ellos son multidisciplinares, tanto en su diseño y su entrega”. Me parece un gran concepto ¿De qué me sirve aprenderme las famosas "P" del márketing si no entiendo en forma global el proceso de cómo piensa mi cliente y cómo éste afecta a todas las áreas de la empresa?
Queda la duda si esta es la mejor fórmula, siendo que hoy en día también son necesarios los especialistas. De tal modo nos cuestionamos si preferimos ser el gurú de las finanzas de la compañía y que ese sea nuestro universo o si la mejor alternativa es ser también un “todoterreno”.
No obstante, no olvidemos que los negocios están constantemente rediseñándose en esta era de máxima competitividad. Así, también cada vez más las organizaciones están apostando por estructuras más planas, más matriciales, por lo que incluso en las más rígidas puede haber cabida al aporte que un MBA podrías darles.
Asimismo, vale la pena considerar que los negocios propios y empresas pequeñas o familiares presentan más posibilidades para que un MBA se despliegue como un “todoterreno”, ya que son más dinámicas y están abiertas a ideas nuevas, por el contrario de una organización multinacional.
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